viernes, 20 de abril de 2007

El Aguila Descalza





Los milagros de San Gardel de Medellín
Jaime Horacio Arango Duque
Medellín
San Gardel de Medellín, canonizado por el Teatro El Águila Descalza, comenzó a hacer milagros desde el primer día que esa corporación estrenó su nuevo montaje, el 7 de agosto de 2002.
Desde entonces, los llenos en el teatro han sido la constante, al punto que hasta el miércoles 30 de octubre el número de asistentes llegaba a los 19.800, en los tres meses de temporada que completará la obra.
El montaje, un recorrido por la noche del viejo Guayaquil, en el Centro de Medellín, con sus guapos, travestis, prostitutas y demás personajes citados por Manuel Mejía Vallejo en su novela Aire de Tango, ha generado una verdadera romería de curiosos que quieren ver cantando en vivo y en directo a ese nuevo Santo, patrono de burdeles y cantinas.
Para la actriz Cristina Toro son muchas cosas las que se reúnen alrededor de San Gardel y su éxito comercial. "Primero, el tipo de teatro que hace El Águila descalza. Segundo, los personajes que son verdaderos referentes de ciudad. Tercero, el efecto espejo entre actores y público. Y, finalmente, la desmitificación que hacemos de la figura de Carlos Gardel".
Los buenos resultados de taquilla de San Gardel de Medellín tienen un significado especial si se comparan con los demás montajes teatrales que se estrenan en la ciudad, que, pese a su calidad y trabajo, no tienen la acogida entre la comunidad, tal como la tienen casi todas las obras del El Águila Descalza.
22 años
Con más de 23 obras escritas y montadas, desde que en 1980 Carlos Mario Aguirre le dio vida a la corporación, San Gardel de Medellín debió extender su temporada hasta el 21 de diciembre, antes de emprender una gira por Nueva York, planeada para el 21 de enero de 2003.
Según el escritor José Libardo Porras Vallejo, con esta obra El Águila Descalza avanza en la consolidación y perfección de un estilo en el que, aparte del humor, del cuidado de las actuaciones y de la calidad de los textos, sobresalen al darle al montaje una estructura de juego infantil.
Para Gilberto Martínez, director de la Casa del Teatro, el fenómeno se explica a partir de que se ha tratado de vender una imagen de falso nacionalismo paisa. "Todo se hace pasar como cultura antioqueña, y eso es lo que vende", comenta, al afirmar que ese tipo de manifestaciones no ayudan a elevar la cultura popular, por el contrario, está contaminando a otros sectores como los medios de comunicación, en especial, a la radio. "Si eso es cultura, que a mí me saquen de ese bulto", puntualizó, al comentar que no tiene nada en contra de El Águila Descalza, pero que no comparte su estilo.
Cristina Toro, por su parte, apunta que en realidad nunca se ha hecho una reflexión seria sobre el trabajo de la corporación, que ha provocado todo tipo de críticas sesgadas. "hemos encontrado que la mayoría de apreciaciones negativas sobre nosotros parten de la relación que establecemos con el público, al que incluso, en San Gardel, involucramos en la obra".
El público, ajeno de la polémica sobre al validez o no del estilo teatral del grupo, disfruta de las presentaciones, especialmente ahora con San Gardel.
El actor Jairo Camargo cuestionado acerca de la obra comentó "ese hombres es bárbaro", en reconocimiento al trabajo de Carlos Mario Aguirre.
Porras Vallejo también destaca que los implementos escenográficos dejan de ser simples objetos para convertirse en elementos. Igual, destaca el uso del video, la fotografía y la danza en la obra.
Gilberto Martínez, sin embargo, señala que el hecho de que la sala se llene de gente, no significa que la obra sea buena, aunque no se atrevió a dar un concepto sobre la misma, pese a que apuntó: "pan y circo para el pueblo".
Lo cierto es que este santo, adorado por muchos, de jueves a sábado, llena la sede de El Águila Descalza, en un milagro que Cristina Toro y Carlos Mario Aguirre esperan se repita cada día.


(Tomado de El Colombiano)


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Aguila Descalza





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